viernes, 19 de septiembre de 2008

Cucurrucucú, otra vez la Paloma


La decisión está tomada. El mismo lunes 18 de Febrero llamamos a S... para quedar con el, y nos emplaza para el día siguiente, a la misma hora. Se presenta como la primera vez, vestido de paisano, a las cuatro de la tarde. Mientras bajamos con el la escalera que conduce a las consultas provisionales, nos suelta de sopetón que piensa operar a Pilar el martes siguiente, 26 de Febrero.

Ya en la consulta, nos explica en qué consiste la operación, de una forma clara, diáfana y muy sencilla, para que dos profanos en la materia como Pilar y yo podamos entender perfectamente el proceso. La operación tiene que hacerse en la máquina de TAC, que lleva varios días estropeada. “¿Habrá que trasladar todo el quirófano a la sala de TAC?”, pregunto, con toda mi inocencia. “No, no. Todo lo que yo llevo cabe en un maletín”, nos dice S... Cuesta imaginarse al hombre del maletín salvando vidas con tan poco bagaje, pero esa es una muestra más de que las ciencias, y en especial la cirugía, han dado un salto cualitativo de un tiempo a esta parte de bastante envergadura.

Pilar será sedada, o anestesiada mediante epidural, en función de lo tranquila que esté. En este sentido nos quedamos bastante tranquilos, porque ya sabemos que Pilar se enfrenta a las operaciones del mismo modo en que saca una entrada de cine, es decir: con absoluta tranquilidad. Tendrá que levantar el brazo para que el omoplato se coloque fuera de la trayectoria de la aguja, ya que piensa hacerlo desde atrás. La aguja libera en su punta una serie de electrodos, en forma de paraguas, que abrazan el tumor y, literalmente, lo fríen. Al parecer, es un proceso muy similar al que ocurre en el interior de un microondas. Durante una temporada, el tumor crecerá ligeramente -eso es importante que lo sepáis, porque cualquiera que lo vea puede pensar que está creciendo, cuando en realidad es el proceso que sufre todo cuerpo al calentarse-, de forma parecida a como lo hace la cicatriz de una quemadura, y luego, simplemente, permanecerá inactivo para siempre jamás. Así de sencillo, y así de complicado. Si todo sale bien, en un par de días la mandará a casa, y si la situación se tuerce, que a veces ocurre, con la aparición de un neumotórax, provocado por la posible rotura de la pleura que puede causar la aguja, a lo sumo un par de días más.

Las perspectivas nos parecen bastante halagüeñas. Seguimos hablando con S... de diversos aspectos, entre ellos los económicos, y después salimos. Pilar está muy animada. Por fin se ha desvelado el misterio. S... nos dice que nos confirmará el jueves la hora de ingreso para el martes siguiente, y que hablará con G... para que gestione dicho ingreso.

La semana transcurre sin novedades. El jueves pasa, y S... no llama. El viernes le localizamos, y nos dice que acaban de arreglar el TAC. El lunes nos confirmará la hora de ingreso.

El lunes nos llama por la tarde, y nos dice que vayamos al día siguiente a la Paloma, pero que no sabe la hora porque todavía no ha hablado con G... A eso de las 11:00 del martes decidimos ir a la Paloma y hablar directamente con G... Cuando estamos llegando, nos llama para decirnos que vayamos. Ya estamos allí, para su sorpresa. “Coño, que rápidos sois”, nos dice. El mismo G... en persona se encarga de enviar el fax a la compañía para notificar el ingreso. En el parte que firma Pilar, donde pregunta el tipo de intervención a realizar, G... nos dice que pongamos “extirpación de metástasis”, algo que nos suena francamente mal, pero que no deja de ser la realidad de la naturaleza de la intervención a la que Pilar se va a someter esa misma tarde.

Nos asignan la habitación 315, justo enfrente del colegio de niños mundi. Desde el balcón se tiene una visión muy buena del patio y de las clases. Lo malo es, precisamente, que las habitaciones con balcón, al menos las de ese lado, no disponen de sofá, sino de un mueble cama que te obliga a sentarte en una de las dos sillas, bastante incómodas, por cierto. Y así, esperando a la hora prevista, las cuatro de la tarde, se nos pasa la mañana.

Resulta curiosa la profundidad de análisis que te proporciona una situación contemplativa forzada. Apenas dos horas antes estábamos Pilar y yo sumergidos en la vorágine de los preparativos, de la logística familiar, de la bolsa con todo lo necesario para pasar un par de días en la clínica, entre ropa, cosas de aseo y demás, de los informes, de las últimas indicaciones a sus padres...Veníamos en el coche con la incertidumbre del ingreso, de si iba a ser posible, con nervios...Y de repente, todo eso termina de repente. Tenemos por delante todavía cuatro horas hasta el momento de la intervención, en las que ni siquiera nos podemos plantear bajar a la cafetería a tomar algo, ya que Pilar tiene que permanecer en ayunas. La cabeza se relaja ante el exceso de tiempo, y se dedica a observar un entorno que pasaría completamente desapercibido de estar en otras circunstancias. Así, asistimos, como si de una película se tratara, al cordial diálogo, en la calle, entre el gorrilla de turno y la chica que controla los tickets de la hora. Nos imaginamos una charla sobre cierto vehículo, al que la chica quiere ponerle una multa, mientras que el gorrilla parece tratar de convencerla de que se juega el prestigio, porque le ha prometido al dueño del coche que no hace falta ponerle ticket de aparcamiento, que el euro se lo de a el y que ya se encargará de que no le multen.

Asistimos también al recreo de los mayores en el colegio de enfrente, a esas niñas de quince o dieciséis años que rodean al anciano profesor, y parecen pedirle explicaciones de porqué ha puesto esas preguntas tan difíciles en el examen. El profesor se encoge de hombros, en parte avergonzado, y en parte apabullado ante el frontal ataque de sus alumnas. No cabe duda de que la imaginación también juega su papel en estas situaciones. Tanto a Pilar como a mi se nos ocurren peregrinas explicaciones para cada cosa que vemos.

Mientras esperamos, vamos recibiendo besos y saludos de todas las enfermeras de la planta tercera de La Paloma. Inexplicablemente, todas se acuerdan de Pilar, a pesar de que haya transcurrido un año desde la operación. Algunas vienen a verla a la habitación simplemente para interesarse por su estado, sin ningún otro motivo.

Al filo de las cuatro, llega la madre de Pilar, y un poco después, el doctor S.... Cuando se va, mi suegra comenta que es muy joven, y le decimos que si, que es muy joven, pero que nos da la impresión de que sabe muy bien lo que hace. A las 16:15 bajan a Pilar. Uno de los celadores dice que en silla de ruedas, pero al otro le ha dicho el propio S... que la bajen en la cama, ya que la subida va a ser un poco más dura. El celador, que insiste en bajarla en silla de ruedas, dice “pero si se va a hacer un simple TAC”, a lo que le respondo que no, que no es un simple TAC, sino una operación que tiene que hacerse a través de la máquina del TAC. A pesar de que pone cara de circunstancias, accede finalmente a bajarla en la cama. S... me ha dicho que me quede en la habitación, que ya me irá informando.

11 comentarios:

Charo Bolivar dijo...

Saludos, amigo, aquí estamos siguiendo el periplo.

Besos pa los dos.

Anónimo dijo...

Hija mía, Charo, que rapidez la tuya. Si acabo de colgar la entrada. Es todo un lujo tenerte como lectora. Oye, que sepas que yo también estoy siguiendo tus páginas. No cuelgo muchos comentarios, ni ahí ni en los foros, porque estoy tirando con el ordenador del curro, y tampoco es cuestión de gastar mucho tiempo contestando a todo. Solo lo imprescindible, y colgar lo que ya tenía escrito antes.

Otro beso para ti, guapetona

Andres Pons dijo...

Ya sabes que te voy siguiendo con el corazón en un puño amigo.

Unknown dijo...

Hola. Es cierto que la medicina avanza a pasos agigantados. Dentro de poco nos curarán únicamente pasando por un detector, como si estuviésemos en la aduana para entrar en un avión. Con un aparatito nos recorrerán el cuerpo de arriba abajo, y cuando pite, ya estás curado.
Un saludo, besos para Pilar.
P.D. Oye, ¿multaron al tipo del parquímetro?

Anónimo dijo...

Andrés, amigo, ya lo se. Todavía recordamos Pilar y yo con emoción las palabras tan emotivas que nos dedicaste en el programa de radio en el que participas como colaborador. Por cierto, ¿como van tus críticas por esas revistas de Dios?. Un abrazo muy grande, y gracias por estar ahí y por dedicarnos siempre un comentario.

Ja, ja, ja. Mjesús, pues la verdad es que no lo sé si le multaron o no al hombre, pero supongo que no, porque el gorrilla sigue en su puesto, contra viento y marea, y cada vez con más clientes. Es servio, y está recaudando fondos para volver a su país. Es un gran tipo, con el que da gusto hablar a pesar de que le cuesta bastante el castellano. Muchas gracias por tus palabras, amiga. Ya nos queda poco para volver a casa. Supongo que a mediados de la semana que viene estaremos en condiciones de hacerlo.

Un abrazo muy fuerte para los dos.

Anita dijo...

¡Qué bien!poder leer este nuevo relato que como siempre es entrañable.
Buen fin de semana para la valiente Pilar y para tí.
Besitos.

Blanca Miosi dijo...

El hombre del maletín, el joven doctor S, actúa como el héroe de la película, una historia que si no fuese porque está formando parte de tu vida real, y de tus preocupaciones diría que es magnífica. Me gusta mucho cómo relatas, Félix, ¿has pensado escribir una novela después que todo pase?

Dale mis saludos a Pilar y ¡pa'lante, que p'atrás ni pa coger impulso! como dicen por aquí.

Besos,
Blanca

Anónimo dijo...

Querido Felixon:

Me alegra leerte. No me suelo enterar mucho de las cosas que pasan a mi alrededor, pero creo que el que escribas es una buena señal.

Aguanta y lucha, que la única lucha que se pierde es la que se abandona (esos dicen los que saben en los sindicatos).

Basilio

carmen dijo...

Tal como te dijo Basilio no me suelo enterar mucho de lo que pasa a mi alrededor (mi marido dice que soy una ingenua), no conocía este blog pues ya sabes que me desligué un poco de yoescribo por motivos personales. Sabía que eráis unos luchadores por el primer mensaje que habías dejado hace ya bastante mesess.
Sé que no hay palabras para el vacío que queda pero te dejo una frase (por si vuelves alguna vez a este mundo que es Internet):
"No llores porque las cosas han terminado; sonríe porque han existido" L.E.Bourdakian
Un abrazo de corazón

Anónimo dijo...

Felix, cielo, me acabo de enterar en los foros. Me he quedado helada, no me salen las palabras. no la conocía a ella, pero con conocerete a ti es suficiente.
Lo siento, lo siento mucho. No sé que más puedo decir. En momentos como este nada es suficiente.

Si necesitas, lo que sea, estoy donde siempre. Para lo que necesites. Un beso y un abrazo.

Anónimo dijo...

MUCHOS BESOS para la valiente Pilar y como no para tí su valiente compañero. Espero, y cruzo los dedos, pronto vuestras noticias para decir que ya Pilar se apuntó a la San Silvestre de este año, bueno y así me animo y me apunto yo jajaja.
Anita.